Con Gisela (sólo Gisela)

-No te creas. Yo no soy de esas personas que gustan a los hombres.

-¿Y entonces qué soy yo?

-Tú debes de ser extraterrestre, porque es imposible que alguien como tú sea de este planeta-le besé.

-Pues entonces tú serás del mismo planeta que yo.

-¡Me has pillado!-reí.

-¿En qué piensas?

-Me gustaría pasar la noche contigo. Ya no digo haciendo el amor. Simplemente dormir abrazados, los dos...ay, qué ñoño me estoy volviendo.

-A mí no me parece ñoño. Me encantaría, pero ya sabes que no podemos. Nos pillarían.

-Víctor y yo pasamos la noche en el bosque el otro día y no nos pillaron.

-¿Lo ves? A ti te gusta Víctor.

-Que no, boba. ¿Qué me dices?

-Pues que el bosque no es el mejor sitio. Pero es el único, y la verdad es que pasar la noche contigo abrazados reforzaría aún más la relación, así que acepto.

-Pues perfecto. ¿A qué hora paso a buscarte?

-A ver, ahora son las 19:00, así que, ¿te parece bien a las 21:00?

-Perfecto.

-Pues entonces te esperaré.
Empecé a vestirme, y entonces cogí, de la mesa, mi localizador.

-¿Qué es eso?

-Es mi transmisor-localizador. Sirve para que los demás que tengan uno puedan saber donde estoy, si me encuentro en peligro.

-Interesante-dije, poniéndome el bóxer.

-Con esta palanquita lo pones en modo encendido o modo apagado. Si está en modo encendido, los que posean uno pueden saber en todo momento donde estoy, pero si está apagado no. Aunque está este interruptor que, al pulsarlo, esté apagado o encendido el localizador, manda una señal sonora a todos los que tengan los transmisores, para avisarles de que estás en peligro. La diferencia entre que esté apagado o encendido es que, si está encendido, en ningún momento desaparecerá la señal del localizador, pero si está apagado, al pulsar el interruptor aparece en la pantalla de los demás localizadores mi posición, pero cuando están a menos de 20 metros de mí, la señal desaparece.

-¿Y esa chulada de dónde la has sacado?

-De Víctor, que es un genio. Fabricó 5. Yo me quedé uno y él otro, y si no le ha dado a nadie el resto, le tienen que quedar 3, así que pídele uno. Yo soy el número 2, y Víctor el 5.

-He dicho que es una pasada, pero no que lo quiera. Si estoy entre la vida y la muerte no pienso pedir ayuda a nadie.

-Y si la que estuviese en peligro fuese yo, ¿te daría igual?