Cambio en el menú (priv. Iván +18)

Después de aquella noche en la que Iván y yo habíamos descubierto el verdadero sexo, el que de verdad nos hacía gemir, lo cual hizo que nos durmiéramos muy tarde, nos costó mucho levantarnos de la cama a la mañana siguiente. Al abrir los ojos, antes que Iván que dormía más que yo, vi que no había nadie más en la habitación a parte de Iván, lo cual tenía que ser mala señal. Y así lo corroboré al ver la hora, quedaban tres cuartos de hora para que empezaran las clases. Así que no me daba tiempo de hacerlo todo y decidí que me importaba más comer que quitarme el olor a sexo.

Desperté a Iván y enseguida me puse a vestirme con el uniforme del colegio, al acabar ambos de vestirnos, con miradas más que evidentes hacia nuestros cuerpos, bajamos deprisa al comedor, donde encontramos que los profesores estaban marchando ya, en su mayoría, muy pocos quedaban, y lo mismo sucedía con los alumnos. Cogí un plato y me fui a la mesa donde servían el desayuno, cogiendo varios cruasanes y un vaso de zumo, por lo menos para empezar, puesto que tenía mucha hambre. Tras eso me senté en una de las mesas que quedaban más alejadas solo, esperando a que Iván se sentara a mi lado.

- No hemos debido de dormirnos hoy, a primera hora tenemos a Camilo y ya sabes lo plasta que se pone cuando alguien llega tarde -dije, temiéndome salir a la pizarra a traducir el texto de latín que nos había puesto de deberes.

El sexo siempre me dejaba agotado, pero lo de anoche me había dejado agotadísimo… pero con una sensación increíble, por lo que ahora dormía plácidamente como bebe, con una sonrisa estúpida en mi cara. Al notar que Marcos me sacude para despertarme me hago el loco, pues me encanta estar en la cama.- 5 minutos más… -murmuro antes de mirar yo también el reloj y ver la hora.- Joder… -me levanto de un salto y voy al baño a lavarme la cara para despertarme y me visto mirando a Marcos sin ningún disimulo, sonriendo travieso.

Al llegar al comedor después de mi amigo tomo algo de comer y mucho zumo, pues me noto seco por dentro y por fuera. Asi que con la bandeja llena de cosas me dirijo hacia la mesa donde esta Marcos sonriéndole travieso como niño que guarda un secreto. Al sentarme, obviamente, me arrimo tanto como puedo a él a pesar de tener un gran espacio en la mesa y le miro de reojo mientras con una de mis manos acaricio su muslo, agarrando una manzana con la otra y comiendo con total naturalidad.

- Me ha encantado esta noche, Marcos –susurro como si mantuviésemos una conversación normal, subiendo y bajando mi mano por su muslo buscando provocarle.- Y tengo ganas de mas. Mucho mas. Tal como te dije, quiero follar contigo a todas horas, joder –le pego otro mordisco a mi manzana y bebo un largo trago de zumo con la mano que mantengo libre.

La mano de Iván tocando mi muslo me estaba empezando a poner cachondo, tanto que en vez de comer la pasta que había pillado en la mesa de la comida habría devorado su boca allí mismo, pero no sabía si estaba preparado para decirle a todo el mundo que era maricón, aunque lo tuviese clarísimo. No podíamos ponernos a follar allí mismo, aunque la simple idea pasada en imágenes por mi mente ayudara al crecimiento de mi paquete.

- Tú sigue tocándome así y te cambiaré tu menú de hoy por butifarrón con huevos y leche -dije agarrando su trasero, la parte que sobresalía de la silla, sobándolo un poco antes de retirar mi mano- Yo también tengo ganas, quiero más, y te la metería a todas horas, iba a dejarte ese culito bien abierto para las próximas millones de veces en un solo día -fardé, sonriente, y pegué otro mordisco a mi cruasán.

La sola idea de ver a Iván durante todo el día, en distintos sitios y querer follármelo en todos y cada uno, en clase, en el baño, en el despacho del director, en la sala de profes, hasta en el puto pasillo me apetecía atravesarlo de una estocada. Mi polla que poco le faltaba para alcanzar su máximo tamaño, palpitaba con aquellas imágenes.

Al notar la mano de Marcos en mi trasero doy un leve respingo por lo inesperado y rio tontamente como si acabara de contarme un chiste o algo gracioso, apartando mi trasero para que pueda manosearlo mejor, a su antojo. A falta de poder sentir su pollazo ahí, su mano fuerte y grande también era placentera y mi polla lo demuestra poniéndose dura… aunque no del todo. Y eso también me hace subir la mia por el muslo de Marcos hasta sobarle el paquete notando como se le va poniendo dura.

- Joder, Marcos… Que marica te me pones –gruñe mirándole de reojo y rie.- Me encanta porque me pones igual de marica. Aunque es algo que nunca voy a reconocer… -le aprieta la polla mientras sigue desayunando como si nada, colando su mano por dentro del pantalón para sacar el trabuco de Marcos por la cremallera.- ¿Sabes? Se me ha olvidado traerme la leche… -y como si de un descuido se tratase dejo caer mi servilleta al suelo agachándome para recogerla y aprovechando para colarme bajo la mesa cubriéndome por los manteles que gracias a Dios eran largos hasta el suelo.

Arrodillado bajo la mesa, me acerco a Marcos colocándome entre sus piernas y sin mas llevo mis labios a su polla para atraparla con ellos y metérmela entera dentro, aprovechando que aun no esta dura del todo, auque le falte poco. Poco a poco empiezo a mover mi cabeza para mamarsela mientras mi lengua le acaricia el glande.

Yo también doy un respingo al notar la mano de Iván sobre mi polla, no rozarla mientras acariciaba mi muslo, como antes, sino agarrarla directamente y comenzar a sobarla, poniéndomela cada vez más dura. Cada vez más cachondo al escuchar sus palabras a las que sonreía, excitado. Impresionado por su capacidad por comer con naturalidad mientras su mano continuaba masajeando mi trabuco, el cual comienza a sacar por la cremallera de mi pantalón, suponiendo que me la iba a masturbar. Pero mi putita tenía mucha más hambre para esperar.

- Es una suerte que yo si tenga leche -digo sonriendo de medio lado observando como se pierde tras el mantel sintiendo su boca engullir la totalidad de mi miembro a lo cual he de reprimir un gemido para lo cual agarro otro cruasán y comienzo a comer, con la boca llena sería imposible que se detectaran tanto los posibles ruidos que hiciera, o por lo menos el origen de éstos.

Mi mano agarraba el cruasán con fuerza debido al placer que me estaba dando mi amigo en aquel momento, sumado al morbo de que alguien nos pillase. Como no tenía forma de hacerle ver que me gustaba bajé mi mano derecha a acariciar su pelo, al principio, movía suavemente mis caderas sintiendo mi miembro acabar de ponerse duro en el interior de su boca. Momento que aproveché para agarrar su pelo y empujarle a ir más rápido y tragar más, mientras seguía comiendo con la ayuda de la mano izquierda.

Al sentir la mano de Marcos por mi pelo me da ganas de sonreir, por ese gesto que podria resultar tierno, pero mi boca ya esta demasiada llena y no cede ni un apice para curvarse en una sonrisa. El trabuco de Marcos ya en su plenitud ocupa mi cabidad bucal por completo... e incluso más. Me cuesta mantenerla dentro pero mi mamada no cesa en ningun momento, mantenieniendo un ritmo marcado pero lento, hasta sentir como Marcos mueve sus caderas.

Tenia hambre de leche y ahora mas pensando en lo bien que estaba gozando Marcos por mi mamada, pues sus gestos eso me indicaban. Por un momento me dio risa y casi me atraganto al pensar en como deberia estar realmente Marcos, disimulando su rostro de placer y sus gemidos para que nadie en el comedor se enterase de que pasa bajo la mesa.

Rapidamente vuelvo a mamarsela con buen ritmo, notando que mi propia polla apretaba por salir del pantalon, por el inmenso placer que me doy a mi mismo, con ayuda de las embestidas de Marcos, con esa mamada a mi mejor amigo y ahora amante. Amante de ensueño, joder.

Hubo un momento que, con comida en la boca, se me escapó un gemido, pero a nadie pareció preocuparle, de hecho la gente comenzaba a marchar poco a poco, tanto alumnos como profesores lo cual me agradaba, pero se hacía difícil confiar en quedarnos solos porque normalmente siempre quedaba alguien sirviendo la comida. Agaché mi cabeza todo lo que pude, después de tragar la comida y en susurros que esperaba que Iván escuchase dije.

- Joder... putita... ya veo de que tenías hambre... de rabo grande... y grueso... venoso... mmm... pero de lo que de verdad tienes ganas es de que te atragante... ya sabes que la leche que saco es proporcional al tamaño de mi trabuco... -fardé un rato antes de recuperar la postura y disimular comiendo otro cruasán de los que me había traído, tratando de apagar las ganas de gemir que tenía ante la perfecta mamada que estaba recibiendo de Iván.

Disimuladamente subí un poco el mantel y bajé un poco la cabeza para verlo devorar mi pollón, el cual estaba sacando un brillo impresionante. Me relamí ante la visión y volví a abajar el mantel siguiendo fingiendo que solo desayuno mientras mi mano acompaña a Iván en el ritmo de la mamada.

Me parece oir un gemido, pero estoy demasiado puesto como para dejar de mamarsela a Marcos pensando que alguien pudiese notar nada. Joder, como me gustaba esa polla. A penas hacia horas que la habia tenido para mi por primera vez pero ahora la sentia como solo mia y de nadie mas... Ese sabor tenia que ser mio, y en parte, asi era. Pues al no habernos duchado, nuestros cuerpos aun mantienen el aroma del otro y de sus lefadas.

- Esta vez espero saques mucha mas leche, Marcos... tengo mucha sed -le responde con sususrros mientras le relame sin dejar de masturbarle, volviendo rapidamente a mamarle la polla dejando que le acompañe Marcos con su mano. Una de mis manos, por otro lado, se atreve a colarse bajo la camiseta de Marcos para acariciarle el abdomen e incluso subir hasta uno de sus pezones para acariciarlo suave con la yema de los dedos.

No sabía cuanta leche iba a sacar, pero esperaba que fuese suficiente para recompensar el estupendo trabajo que mi amante y amigo estaba haciendo comiéndose mi enorme trabuco de aquella manera que me hacía difícil el no soltar gemidos. Ahora también se hacía difícil el no espatarrarse en la silla y gemir fuertemente al sentir su mano comenzar a recorrer mi torso por debajo de la camiseta, poniendo duros mis pezones con sus dedos. Trataba de comer y beber a todas horas para no dejar espacio a mi boca a soltar un gemido, pero movía mis caderas lentamente contra su boca para demostrarle que quería que no parase.

Mi mano, en cambio, apretaba su nuca atrayendolo a mi polla, queriendo que se la tragara entera, si fuera posible con los huevos incluidos. Había encontrado una funda perfecta para mi pollón para aquella mañana y quería aprovecharla bien. Se la saqué de la boca, me la agarré y le di golpes bastante fuertes con mi trabuco duro en su mejilla, para luego agarrar su cabeza en los laterales con ambas manos y comenzar a frotar mi enorme polla en toda su cara, haciendo que deseara hacer lo que hice a continuación: métersela entera en la boca de una sola embestida y comenzar a follarme su boca a toda la poca velocidad que estar sentado me permitía.

Lo mio es puro vicio. Es de aquellas cosas que nunca has probado por que no hay que hacerlo, porque sabes que no te va a gustar y evitas probarlo. Pero llega el dia en que cedes, caes ante la tentación y ahora es algo que no puedes dejar de hacer. Marcos es esa obsesión para mi, y en estos momentos mamar su polla me esta volviendo loco de placer. Mi polla dura aprieta por salir de la ropa provocandome cierta incomodidad y molestia, asi que me desabrocho el pantalon para dejarla salir mientras sigo deborando, succionando y lamiendo el rabo de mi amante.

Cuando empieza a golpearme la polla no puedo evitar ahogar un gemido ronco, por suerte, silencioso, mientras con mi boca abierta sigo al trabuco queriendo tenerlo dentro de nuevo. Y vamos si entra. Cuando empieza a follarme la boca de esa manera mi polla se endurece del todo por lo que busco pajearme, mientras dejo que sea Marcos quien marque el ritmo esperando que me llene bien la boca de leche.

Éramos unos putos cerdos, acabábamos de follar hacía unas horas en el dormitorio y ya estábamos en plena mamada a finales del desayuno, ¿qué pasaría cuando llegáramos a clase? Sospechaba que por lo menos una paja no nos la iba a quitar ni el más severo profesor, eramos unos obsesos pervertidos, el riesgo a que nos pillaran no nos detenía, sino todo lo contrario nos daba el morbo suficiente como para pasarnos el día ordeñarnos el uno al otro, y por Dios que así fuera.

No podía moverme demasiado rápido porque sería demasiado vistoso para las cada vez menos personas en el comedor, puesto que se acercaba el inicio de las clases. Pero el simple hecho de que Iván se pusiera en plan sumiso a aceptar mis embestidas a su boca me ponía cachondo como para disfrutar el doble la mamada. Sin embargo, paré de moverme para dejar que fuera él de nuevo quien llevara el ritmo de la mamada de mi cipote enorme, el cual Iván disfrutaba con gran maestría.

Al notar que Marcos se para, empiezo yo de nuevo a moverme, follandome yo mismo la boca con ese inmenso trabuco de mi amante, de mi mejor amigo... de mi vicio. A penas hacia nada de nuestro primer encuentro, nuestra primera follada, y ya estamos pegados de nuevo... O al menos yo. Pero siento que Marcos tambien lo desea, que disfruta de eso y me encanta. Mi cabeza se mueve con habilidad bajo la mesa tragando una y otra vez el inmenos trabuco de Marcos, sin tocar la mesa con mi cabeza, ni haciendo ningun otro movimiento sospechoso. Aunque quedase poca gente, mas valia evitar esas cosas.

Desabroche algo mas la cremallera del pantalon de Marcos, queria poder chuparle otra vez esos huevazos que ahora mismo tenian que estar bien cargados, pues esperaba una buena ración de leche como le habia pedido... Y seguro que mi amigo no iba a decepcionarme. Me relamo al ver ese par de huevos bien cargados y me lanzo a chuparlos, metiendome primero uno y luego el otro en la boca, por separado, pues juntos me es imposible por lo llenos que estan. Mientras sigo pajeando la polla de Marcos acariciandole el glande con mi pulgar.

Iván pilla a la perfección lo que quiero, cuando para enseguida se mete mi enorme rabo en la boca y comienza a comérmela como antes de que yo comenzara a follarle la boca. Continuo haciendo grandes esfuerzos para disimular ante las siete personas que quedaban en el comedor, una de las cuales se levantó de su mesa y desapareció por la puerta de salida. Y resultaba realmente difícil dejar de gemir con la maestría que Iván mamaba mi nabo, como con hambre insaciable. Aunque Iván mostrara ser saciable yo nunca tendría suficiente de esa boca, esas manos, ese culo prieto que tan loco me tenía, no me veía capaz de cansarme de él nunca. Podía estar el día entero dándole mi leche.

No puedo evitar soltar un gemido, al que le sigue una tos forzada para disimular cuando su mano agarra con firmeza mi pollón masturbándome con ganas mientras sacaba mis huevos a la luz y comenzaba a mamarlos, como preparando la leche que me había pedido y que prometía ser mucha, y muy calentita si continuaba tratando mis huevos. No sabía como esperaba Iván que pudiera resistirme a gemir cuando su mano y su boca se movían de aquella manera tan experta sobre mis huevos y tranca. Me preguntaba porque cojones las seis personas que quedaban no se marchaban de una puta vez, es que no sabían que empezaban las clases en pocos minutos y debían preparar los libros y demás material.

Ahi debajo de la mesa, mamando la polla de Marcos con devoción, no tengo demasiada concepción del tiempo... Demasiado bien estoy, disfrutando de ese sabor de hombre, de mi hombre... Joder, necesito sacarme la polla antes no rompa los pantalones del uniforme o se manchen de precum. Pero en ningun momento suelto la polla de Marcos ni sus huevos que siguen en mi boca, notando lo bien cargados que estan.

MI mano sigue pajeando el trabuco mientras mis labios se ocupan de los huevos, dejandolos a penas segundos para pasar mi lengua por todo el falo, llegando a la punta para acariciarla rapido volviendo a bajar a engullir sus pelotas.

- Vamos, Marcos... QUe tengo hambre, cabrón -gruño des de debajo la mesa volvieno rapidamente a engullir todo el falo enterrandolo todo entero dentro de mi boca mientras mis manos ahora se dedican a acariciar las pelotas de Marcos.

Un grupo de tres personas abandonaba el comedor, ya solo quedaban tres más para poder ni que fuera gemir en susurros sin miedo a que nos pillaran. Escuché sus palabras y reprimí una risa, pegándome a la mesa para susurrarle- No... joder... mmm... si ya veo que tienes hambre... cabrón... ah... que te la estás metiendo toda en la boca... ¿estás queriendo decir que no te llena lo suficiente? -bromeé- Joder... Iván... no tengo la culpa de no ser un eyaculador precoz...

Sabiendo que Iván tenía ganas de que me corriera en cuanto se fueron las últimas tres personas del comedor, me puse de pie en el comedor y puse mis manos sobre la mesa comenzando a mover mis caderas contra la boca de Iván que sigue bajo la mesa, y comienzo a moverme de forma brusca contra él, comenzando a soltar gemidos en susurros, algo audibles pero no lo suficiente como para que no nos escucharan desde fuera.

- ¿Querías tu leche, no? -dije de forma más audible entre jadeos, embistiendo como un animal, moviendo la mesa con cada embestida- Pues aquí viene... -y con varias estocadas acabé por correrme haciendo la última más profunda enterrandola por completo en su interior- No desperdicies ni una gota... -sintiendo tres chorros iniciar la invasion de su boca, seguidos de cinco más y seguían y sumaban.

- Me pasaria el dia enganchado a este pedazo de carne que tienes aqui, joder... Estas buenisimo, en todos los sentidos -ríe travieso y vuelve rapido a lamerle el falo para luego volver a engullirlo hasta el fondo deseando ya sentir la lefada toda dentro. IBa a tragarsela como se estaba tragando semejante trabuco.

Al notar que Marcos se pone en pie sonrio, o eso intento, pues tengo la boca demasiado llena para ello. Pero se que eso indica que esta cerca y que no debe quedar nadie en el comedor. empiezo a masturbarme por debajo la mesa, pero antes que nada aprovecho que se pone en pie para bajarle del todo los pantalones asi puedo acariciarle el trasero.

Aunque no tengo intención de pasivizar a Marcos, yo solo voy a ser quien reciba, si me gusta jugar con sus nalgas perfectas y su agujerito apretado, pasando uno de mis dedos bien empapado por ahi para buscar darle mayor placer, provocandole para que suelte ya su carga. Y joder... Menuda carga. Casi me atraganto con el primer trallazo pero aguanto, sacando solo un poco de su falo para poder lamerlo bien mientras sigo tragando y tragando todos y cada uno de esos trallazos.

Sabía que Iván era capaz de pasarse el día mamandome el rabo, y que lo disfrutaría y la verdad es que ya tenía en mente varios escenarios más para el día de hoy, no podía esperar a sentir esa experta boquita tragarse todo mi gigantesco rabo como si de un chupacups se tratara, con facilidad y con deseo de recibir la leche que poco tardaría en recibir. Era jodidamente caliente tener a alguien tan deseoso de tu rabo entre tus piernas, capaz de pasar por aquellas situaciones con tal de recibir su leche diaria.

Continué embistiendo su boca, aunque mucho más lento y suave, mientras me corría, entrándome varios escalofríos de placer y soltar varios gemidos, acariciando su cabello. Después de los ocho primeros trallazos de leche, sentí como otros seis con la misma potencia que los anteriores inundaban su boca, y luego otros cuatro menos potencia pero abundantes. De repente se dieron unos tres de forma muy separada y sabía que si la sacaba ahora todavía gotearía un poco, por lo que dejé que él la retirara cuando quisiera.

Cuando acabó de tragar y se la sacó de la boca, lo agarré del brazo lo atraje hacia mi y le besé compartiendo mis fluidos en su boca, cuando en su boca no quedó nada, lo empujé a sentarse a la silla.

- Ya puedes desayunar... ahora dame tu leche... -me arrodillé frente a él, quedando entre sus piernas y me tragué su polla, que tampoco estaba mal en tamaño, comenzando a bombear, con mi mano ayudando a masturbarlo, y mi lengua lamiendo el glande para darle mayor placer, succionando con ganas y cerrando con fuerza mis labios para que la fricción de su tronco al entrar y salir fuera mayor.

Sentia como Marcos me complacia soltando una cantidad de leche que no habia visto ni sentido en mi vida. Era tanta que algo salia por la comisura de mis labios dejando que caiga por mi menton pero recogiendolo con mi mano para luego. Ahora me dedico a limpiar bien ese trabuco, lamiendolo todo entero despues de haberlo dejado seco succionandolo. Paso mi lengua por todo el falo y sobretodo el glande, limpiandolo bien hasta que Marcos me hace poner en pie besandome. Me encanta ese beso, no solo por lo que hace, compartiendo su leche conmigo, si no por sentirme cerca de su cuerpo y sentir esos labios junto a los mios.

- Joder, Marcos... Esto de tenerte como folloamigo sera mejor de lo que podia imaginar ni en mis mejores sueños -le besa ahora él apasionado y luego se sienta obediente y empieza a comer notando aun sabor a la lefa de Marcos en su boca.

Cuando el otro se arrodilla tan rapido sonrio ladeado, admirando la devoción con que también me chupa la polla, ya bastante mojada por todo el precum que me ha salido excitado por la propia mamada que le daba a ese trabuco.

- Ah, joder, Marcos... yo si que voy a tardar poco en correrme -apunto mientras agarro un bollo para darle un mordisco ahogando mis gemidos, no queriendo chillar demasiado.

Gimo en susurro con cada trallada que mi amigo se traga sin quejar, notando escalofríos con cada roce que la lengua de Iván hace contra mi sensible glande, en aquel momento, chorreante, admirado de la manera en la que Iván no deja escapar ni una misera gota, demostrando con ello que realmente tenía muchas ganas de beber mi leche, y aquello me ponía cachondo, haciendo que a mi polla le costase bajar mientras nos besábamos de aquella forma tan caliente que, de no ser porque me acababa de correr, me habría incitado a tirar todo lo que hubiera sobre la mesa y follármelo allí mismo, marcarlo como de mi propiedad y desafiar a cualquiera que entrase a intentar follárselo o intentar separarme de su culo perforado por mi inmenso trabuco.

Comienzo a comerme el rabo de Iván, cuyo tamaño tampoco es malo, aunque no llega a las desproporcionadas medidas del mío, pero es difícil de meterlo en la boca, pero lo intento con todas las fuerzas hasta conseguirlo. Escucharle decir que él no tardará en correrse no es más que un incentivo para acelerar el ritmo de la mamada y las ansias con las que succionaba y lamía su trabuco, para asegurarme de que se corría pronto, mamaba solo la mitad de su tranca y masturbaba con energía lo que no entraba en mi boca. Mis ojos miraban directamente a Iván para hacerle saber que deseaba que se corriera en mi boca, quería su lefada atragantándome.