De vuelta (sólo Víctor, Gisela)

Tras pasar la noche con Gisela, por la mañana volví a mi habitación. Al entrar, vi a Víctor, que estaba leyendo un libro.
-Hola.

Estaba leyendo un libro cuando se abrió la puerta de la habitación. Me saludaron, y reconocí esa voz. Era Jorge.
-¿Dónde estabas? Me tenías preocu...-entonces le miré y vi que estaba herido. Parecía que le habían curado las heridas, pero estaba en muy mal estado-.¿Qué ha pasado?-pregunté, preocupado.

-Nada, una tontería-dije, restándole importancia, y me senté en mi cama.

-¿Una tontería? Pues a mí no me lo parece-dije, y me senté a su lado-¿Qué ha pasado?

-El idiota de Bernardo, es lo que pasa.

-Así que ha sido ese miserable...¿y por qué lo ha hecho? ¿O es que ayer simplemente se aburría y la tomó contigo?

-Más bien, su aburrimiento hizo que quisiera secuestrar a Gisela.

-¿Có...cómo?

-Sí, y suerte que Gisela me había dicho esa misma tarde que te cogiera uno de esos aparatitos que siguen el rastro, y la pude seguir.

-Ya, me di cuenta de que me faltaba el número 1. Pero no te preocupes, te pensaba dar uno igualmente, así que puedes quedártelo.

-Gracias. Y bueno, seguí el rastro hasta una cueva que hay en el bosque. Allí vi a Gisela, atada, y a ese tío amenazándola. En un momento determinado, disparó y la bala casi roza su piel. Ahí entré yo en la cueva, y le rompí la pistola, pero entonces él sacó un cuchillo y lo puso en el cuello de Gisela. Por suerte, yo la había podido desatar antes y ella pudo tirar el cuchillo y clavarlo en una madera, pero ese miserable me lo clavó en un brazo.

-Logré contenerme, pero la gota que colmó el vaso fue cuando ese canalla se atrevió a abofetear a Gisela. Ahí sí que no pude aguantar más y me lancé contra él. Los dos salimos muy mal parados, aunque con mi herida del brazo, el que salió peor fui yo.

-La cuestión es que Gisela me trajo de vuelta, y me quedé en el cobertizo mientras ella subía a por el botiquín y un poco de comida. Había estado fría durante todo el camino, y le pregunté si estaba enfadada, pero ella me dijo que no lo estaba, pero que lo había pasado muy mal pensando que me iba a morir, que había pasado realmente miedo. Pero bueno, al final se solucionó todo y pasamos la noche abrazaditos. Y ahora estoy aquí.

-Piensa en el lado positivo de lo que os ha pasado, si es que te sirve. No sólo tendréis una anécdota para contar en futuras navidades sino que, además, esto ha reforzado aún más vuestra relación. Ella ha visto que realmente estás enamorado de ella. Aunque no esté nada contenta de que arriesgaras tu vida, una parte de ella se alegra, porque le has podido demostrar lo que sientes. Y al estar ella tan preocupada, al pasar tanto miedo, ha demostrado que está locamente enamorada de ti.

-Pues entonces va a ser cierto eso de que el amor, a veces, mata-reí.

Reí con él.
-Esa ha sido buena.

-Pero estoy seguro de que ese tipo va a volver a por más. Me lo dijo en el bosque. Víctor, por favor, tengo que pedirte un favor.

-Lo que quieras.

-Si me pasa algo, quiero que te lleves a Gisela lejos de aquí. Intentad huir. Si se queda en el internado, ese miserable la matará.

-No te va a pasar nada.

-Pero si me pasase...

-Yo...es que aquí tengo a Vicky, a mis amigos...y a Lupita. No podría abandonarles. Pero te prometo que si te pasase algo, que sé que no te va a pasar, me encargaría de llevar a Gisela a un sitio seguro.

Miré al suelo, un poco decepcionado. La verdad es que estaba convencido de que Víctor aceptaría. Había sido tan egoísta que sólo había pensado en Gisela, sin preocuparme por Víctor ni a lo que tendría que renunciar si hiciese lo que le había pedido.
-Lo siento, no te tendría que haber pedido algo así. He sido muy egoísta, pidiéndote que renuncies a todo.