Instalando a Fernando

Entre Nora y yo guiamos a Amelia y a Fernando hacia la que ahora sería la habitación de Fernando. Cuando llegamos, abrimos la puerta y ntramos los cuatro

Entré en el cuarto. Era una habitación pequeña, con una cama, una cómoda, una mesilla de noche y un escritorio.

Dejé la maleta de Fernando sobre su cama y me giré hacia Rebeca y Nora.

- ¿Esta será su habitación de ahora en adelante? - pregunté.

- Así es, podrás venir a visitarle cuando quieras -le aseguré

Les miré emocionada. Todavía no me lo podía creer.

- Muchisimas gracias, de verdad - les dije sinceramente mientras abrazaba primero a Nora y luego a Rebeca - Si necesitais cualquier cosa, ayuda en algo, lo que sea, no dudeis en pedirmela.

- De nada, mujer -dije sonriendo

- Bueno ¿vamos a hablar ya con vuestro jefe? - pregunté. Realmente tenía ganas de salir de Ottox.

-venga llamalo rebeca

- Esperad un momento, tengo que hacer una llamada.

Me alejé a una esquina y marqué el número de Daniel.

Recibo una llamada de Amelia al móvil.

- Dime.

- Ya está todo solucionado. Me he pasado al bando de los ''buenos'' - dije alegremente.

- ¿Cómo? - dije sin entender.

- Pues que por fin he salido de Ottox. Ahora trabajaré para un tal Saúl. También trabajan para él Fermín, Rebeca y Nora. Quieren destruir el Proyecto Géminis. - expliqué cuidándome de que Rebeca y Nora no me oyeran.

No era la primera vez que oía ese nombre. Lo había oído en otra ocasión.

- ¿Cómo has dicho que se llama el hombre para el que vas a trabajar?

- Saúl - le contesté - ¿Por que lo preguntas? - pregunté extrañada.

De pronto me vino a la cabeza la conversación que tuve con mi padre poco después de despertarme en el hall:

Daniel: Joder he perdido la memoria. ¿Cómo ha podido pasar?

Camilo: -Seguro fue Saul, no es asi, Jacques?

Daniel: ¿Quién es ese tal Saúl? ¿Y qué ha tenido que ver en esto?

Camilo: Saul es alguien que me odía, y cómo sabe que vivo para mi hijo, te ha atacado

Daniel: (golpeando violentamente la puerta del despacho) Sera hijo de puta. Esto no se va a quedar así papá. Ese tío me las va a pagar con creces.


- Por nada - mentí - Sólo quería saberlo.

- Ah... vale - contesté - Bueno... ten cuidado... intenta no acercarte mucho al internado.

- ¿Dónde estáis ahora? - quise saber.

- Estamos en el edificio de la organización... en la habitación de Fernando - contesté - ¿Por que?

- ¿Te fías de esa gente?

- Pues... si - contesté - No parecen mala gente... Si que confío en ellos.

- No veo que tu situación haya cambiado mucho. Tu hermano sigue enfermo y sigue dependiendo de esa medicación. La única diferencia es que ahora trabajas para otra gente.

- Ya, pero a diferencia de la otra gente, estos son buenas personas y sólo quieren acabar con el proyecto de una vez por todas... ¿Acaso tu no quieres que termine ya de una vez? - pregunté

- Lo que no quiero es que acabes muerta - dije en tono serio.

Hice una pequeña pausa.

- No va a pasar nada, tranquilo - dije suavemente - Ya verás como todo sale bien.

- ¿Tenéis algo pensado?