Recordando mi pasado

Una vez lejos, le besé dulcemente.
-Quiero recordar-le dije.

-Cuando nos conocimos-dije con una sonrisa.

-Ups-dije con cara sorprendida-Perdón.
Me recosté contra su pecho.
-Cuentame más cosas... por ejemplo, como pasamos de eso a nuestro primer beso.

Besé con cuidado la cicatriz de su hombro, para luego depositar un suave beso en sus labios.
-¿Hicimos algo más que besarnos? ¿O el otro día fue nuestra primera vez en hacer el amor?

-Pues espero que esta no haya sido la última-susurré-No sabes lo mal que lo pasé en Indiana, los carceleros me forzaron. Tuve que esperar casi un mes para estar recuperada del todo y poder empezar a planear mi fuga. Mataron a un miembro de la banda aquella noche... No nos quedó otra que cruzar la frontera a Canadá y huir a Europa. Recuerdo que no dejaba de llorar...

-Es tan difícil no quererte...-dije abrazándole-Eres el chico más guapo y más encantador que jamás halla conocido.

-Sin problema-susurré.

-Y yo-susurré tambien, sin dejar de abrazarle-Por cierto, estuve pensando en lo que me dijiste el otro día; eso de convertirte en vampiro.

-Alex, no me gustaría condenarte a ser un monstruo-suspiré-Si supieras lo que yo daría por volver a ser humana...

-No-me puse seria-Si has de tener pozoña dentro de ti, ha de ser mía.
Cmbié de tema, me gustaba más hablar de mis fechorías como gángster.
-Pregúntame lo que quieras sobre el tiempo que he pasado aquí; trataré de responderte-sonreí.

Agaché la cabeza, avergonzada.
-Cuando dejé de ser humana, me quedé completamente sola. Era diferente, y me miraban mal. Aparte de eso, estaba el auténtico problema: se había corrido la voz de que era una gángster y que por mis venas corría la sangre de John Dillinger. Por ese motivo me evitaban aún más. El caso es que un día, apareció él, y yo intuí que era como yo: que también llevaba un pasado oscuro a cuestas. Además, su aspecto era tan similar al nuestro, que por un segundo de locura creí que realmente lo era. Un día me hizo ir después de clase, y de buenas a primeras me besó. Yo no recordaba nada, y aquel beso... fue muy extraño, no se si me explico. Finalmente, una cosa llevó a la otra, y acabamos en el altar.

Imaginaba lo que él estaba pensando: en Sweeney y yo en la cama. Avergonzada, me puse de pie y comencé a juguetear con una de mis pistolas.

Viendo como estaba, me volví a sentar a su lado, y le abracé para reconfortarle.
-Disfruto más contigo-sonreí, esperando que lo pillase.