Aterrada y enfadada

Vi que se puso algo pensativa. La verdad era que me moría de curiosidad, pero no quería entrometerme en sus asuntos. Busqué en los bolsillos de mi abrigo hasta dar con una bolsita que contenía chicles y le pasé uno.
-Te daría algo mejor, ¡pero como que aquí no tengo!-diije con ánimo, queriendo que se animase-Has hecho en un día lo que yo tardé meses en perfeccionar. De haber estado en Chicago, te habrían llevado a un restaurante con otros miembros del sindicato; ya serías una gángster en pleno derecho.

*Coji el chicle y empeze a abrirlo* Muchas gracias por el chicle y por los alagos *Respondi sonriente mientre agradecia por que no preguntara, me costaria no poder contarselo*

-De nada-contesté-Por cierto, si necesitas decirme algo, no te preocupes, te escucharé. Tú me escuchastes a mi y no me tratastes como a una asesina, cosa que otros si han hecho.

Gracias *Sonrei pensando porque la odiaban tanto los otros chicos, era todo un misterio* Ya me gustaria, pero tengo prohibido contarte mi secreto, de veras me desahogaria mucho. *Sonrei tristemente* Pero no puedo *Respondi mientre me secaba una lagrima que se me habia escapado* Joder, de verdad que lo siento, no poder contartelo. Eres una buena amiga *Intente sonreir, pero me salio una mueca*

Le volví a tender mi pañuelo.
-Entonces no pregunto más.

Muchas gracias *Sonrei aceptandolo* Te lo agradezco mucho, si por mi fuera te lo contaria *Esta vez pude sonreir tranquila, mientras me secaba las lagrimas*

-Te repito que no pasa nada, no voy a volver a preguntarte por ese tema. No quiero ser cotilla, al contrario que esos pesados del Internado...-añadí con resentimiento.

Ya lo se *Sonrei contenta otra vez, mas animada*

-Me alegra haberme hecho amiga tuya-dije con sinceridad-Esos pijos son insoportables.

Si, a mi me alegra haberme hecho tu amiga tambien *Rei contenta* Al menos es algo bueno aver venido aqui *Sonrei* Te he podido conocer

-Si, conocerme fuera del canon que me tienen en Chicago-me reí a carcajadas-Me han nombrado, al igual que mi tatarabuelo: Enemiga Pública número 1.
Reí con más ganas.

Me da igual lo que seas *Sonrei* Para mi eres la mejor persona del mundo

Abrí los ojos.
-Ay...-se me saltaron las lágrimas.

¿LLoras de pena o de emocion? *Pregunte ansiosa*

-¿Tú crees que lo que me has dicho es para ponerse triste? Porque yo no.

Ok *Respondi mas tranquila* Me alegro. Oye, si alguna vez digo algo que te moleste, dimelo, no quiero decirte nada que te moleste

-Ok, pero no te preocupes, comprendo que no lo harás con mala intención.

Claro *Respondi mas tranquila, sonriendo*

-Toma-me quité el broche de corbata que tenía y se lo di-Es una reliquia de mi familia... quisiera dártelo. Perteneció al mismísimo John Dillinger...

Vaya *Dije sorprendida* Es muy bonito, muchas gracias, lo cuidare como un tesoro *Respondi abrazandola*

-Consideralo un regalo de bienvenida, como te dije antes.

Muchas gracias, me encanta mi regalo *Sonrei encantada*

-Si alguna vez pasas por Chicago, pregunta por mí en este sitio-le tendí una tarjeta-Es un restaurante frecuentado por nosotros, ellos sabrán donde localizarme.

*Me coloque el broche en mi camisa y acepte la tarjeta* Vale *Me la guarde en en bolsillo* Lo hare, si alguna vez voy a Chicago *Sonrei*

-Cuidalo bien-señalé el broche-Me es muy preciado.