Exploracion de los pasadizos (Nellie, Edward y Sweneey)

-Porque estoy harta de vivir a la sombra. Siempre soy la acompañante, la simple acompañante. Alice, tú y los demás sois los que descubrís a los de Ottox, y yo simplemente acompaño. Por una vez quería ser yo la que descubriera a alguien, quería demostrar que también soy útil. Porque, por si no lo sabías, nunca me siento útil, cuando me comparo con vosotros. Y encima me he enterado de que vosotros estabais buscando medicinas y yo, como siempre, al margen.

Me detuve y me giré hacia Gisela.
-Ey, ey, pequeña, no tienes que compararte con nadie, Gisela. Cada uno es como es. Y créeme, eres más útil de lo que piensas, lo que pasa es que no te valoras lo suficiente. Tendrías que quererte un poco más. De verdad, ¿por qué no me habías dicho que te sentías así?

-Porque no me gusta que me tengan lástima. Siempre intento hacer que soy fuerte, pero la verdad es que soy frágil. Soy tan frágil que en uno de mis momentos de mayor debilidad me dejé seducir por Curro. Por un momento sentí que era el único que me comprendía. Qué ilusa fui. Por suerte, ahora soy un poquito más fuerte, aunque mi fragilidad no ha desaparecido por completo.

La abracé.
-Tranquila. Nunca más volverás a sentirte así.

Sonreí, ante su abrazo, aunque pronto mi rostro cambió.
-Se oyen ruidos. Alguien nos sigue.

La cogí de la mano.
-Salgamos de aquí.

-Sí.
Empezamos a correr, hasta que casi estábamos en la puerta de la chimenea. Cuando estábamos a punto de salir, apareció un hombre, aunque no le pudimos ver la cara, ni él nos la vio a nosotros.
-Víctor, abre, deprisa.

-Sí.
Abrí la puerta y salí inmediatamente, tendiéndole mi mano a Gisela.
-Venga, sal.

-Sí.
Cogí la mano de Víctor y me preparé para salir, aunque antes el hombre me disparó y la bala rozó mi brazo, aunque por suerte la bala no entró. Víctor me curaría la herida después. Me di prisa y salí de allí, sin haber utilizado la pistola. Enseguida cerramos la puerta para que el hombre no saliera.

Cuando Gisela salió, vi su herida.
-¡Te han disparado!

-No es nada. La bala sólo me ha rozado. Llévame al comedor. Allí nos espera Hugo.

-Pero...

-Pero nada. Me fío de que tú me desinfectes la herida allí. Y ahora, en marcha.

-Como quieras.
Para no perder tiempo, cogí a Gisela en brazos y me la llevé hacia el comedor.