Huyendo del virus(Niki, Víctor, Rafa, Alice, Lupita)

-No sé yo si os perdonarán-dije, siguiéndole el juego.

-Ojala os lo perdonen -Dije sonriendo.

-Yo también espero que nos perdonen. Además, no hemos desordenado mucho, sólo un poco.

Sonrei.
-Seguro que os perdonan. Fermin es muy bueno, a Rebeca aun no la conozco. -Dije.

-Rebeca también es buena. Sabes, he cambiado de opinión. Creo que ni siquiera se lo dirán a Elsa. Como mucho os dirán que lo dejéis todo tal y como estaba. Y tranquilas, os ayudaré.

Sonrei. Victor era muy bueno con todo el mundo, por lo que se veia.

-Se te ve contenta, Lupita.

Sonrei asintiendo.
-Es que en este internado hay mucha gente buena, ya tengo varios amigos aqui. -Dije sonriendo.

-Y más que vas a tener a medida que pase el tiempo-"siempre y cuando no nos infectemos, o nos den medicinas", pensé.

Sonrei.
-Mi mama tenia razon en lo de que seria bueno, que me viniera aqui.

-Sí, claro que ha sido bueno, hay mucha gente buena-Y también un virus mortal., pensé.

Por supuesto que hay gente buena, y ademas, yo me encargo de los malos. No vamos a dejar que te pase nada *Dije sonriendo a Lupita*

-Gracias Alice -Dije sonriendo- Eres muy amable.

-Alice dice la verdad. No dejaremos que te hagan nada.

Sonrei.
-Gracias -Dije sonriendo.

-No tienes que darlas. Lo hacemos encantados.

No hay de que Lupita. Eres una niña preciosa y muy buena. A esas niñas hay que cuidarlas bien *Dije sonriendo, y le di un beso en la mejilla a Lupita* Me recuerdas a mi hermanita pequeña *Dije sonriendo pensando en Cynthia*

-Y a mí me recuerdas a la hermana pequeña que nunca tuve.

-Y lo mismo digo. La verdad es que la mayoría de niñas de tu generación son insoportables, pero tú eres adorable.

Contemplaba a Lupita sonriendo mientras hablaba con ellos. Luego de repente me puse serio y me di la vuelta dándoles la espalda a todos. Pensaba en mi hijo, el cual no podía estar con él mientras mi tía siguiera empeñaba en fastidiarme la vida. Supongo que por esa razón defendí a Lupita de Curro temiendo que pudiera hacerle algo. No podía hacerme cargo de mi propio hijo y de alguna forma cuidar de Lupita hizo que me sintiera mejor.

-¿Te pasa algo, Rafa?

- ¿Qué? - dije volviendome - No... nada - mentí.

-Venga, que sé cuándo alguien me miente y cuándo no. Dime qué te pasa. ¿Es que no confías en mí?

- No empieces otra vez - dije en tono aburrido.